Blaky ha muerto

Estimadxs compañerxs

Con pesar debemos informar que después de varios años acompañándonos en este camino de revuelta, nuestro amigo perruno Blaky, ha dejado este mundo para la tarde del 29 de Noviembre del insurrecto año 2019.

Para quienes no lo recuerden (o no sepan de quien hablamos), Blaky fue el perro que permaneció en el Espacio Social Autogestionado, cuando su antiguo morador, un viejo super cruel con los animales, se fue de allí, dejando la casa como al Blaky en un destino incierto. En ese momento nosotrxs pasamos a vivir en dicho domicilio, alojando la Biblioteca en ese lugar y empezando a compartir con Blaky, que por esa época era muy mañoso y agresivo (mordió a varixs visitantes y vecinxs), probablemente por el trato que recibió del antiguo morador de la casa.

Pese a ello, con el correr de los años y mucha paciencia, Blaky comenzó a convivir con lxs humanxs desde otras dinámicas y aprendió a conocer esta ciudad maldita. Hubo momentos inolvidables que compartimos con él, como cuando volvió a pisar el pasto (ya que había vivido encerrado muchos años en una especie de habitaculo de unos 10 metros cuadrados, lleno de cemento, escombros y latas de fierro), o cuando se escapaba en medio de alguna Actividad y debíamos salir en su persecución por sus enormes deseos de ser libre (lo que era bastante peligroso, no solo para lxs humanxs a lxs que podía morder, sino que para él mismo, ya que no sabia diferenciar entre una calle, la vereda, un parque o un patio. Para él todo era un mundo por explorar).

Así entendimos que el acercamiento con ese mundo que el deseaba conocer debia ser paulatino, y poco a poco comenzaron los primeros acercamientos: los paseos con collar (lo que nos contradecía mucho, porque nunca lo vimos como a una mascota), luego sin él, tras sus actos de protesta de negarse a caminar si se lo poníamos, haciéndonos entender que ya no era necesario, y finalmente era el mismo Blaky quien decidía si quería salir a pasear o no. A veces lo acompañamos, otras ya ni siquiera era necesario.

Sus últimos años los vivió en un ambiente de libertad plena. Conoció el cariño y el amor de nosotrxs y nosotrxs el de él.

No obstante, el tiempo hizo lo suyo. Blaky ya era un perro maduro cuando entrelazamos nuestras vidas, y con el paso de los años fue envejeciendo inevitablemente, a pesar de que su espíritu seguía joven y vital, su cuerpo no, razón por la cual terminó desarrollando un cáncer en su hocico que le dificultaba comer.

Por esta razón decidimos ayudarlo a partir para evitar que muriera de hambre y sufriera en demasía (su muerte era inevitable porque el cáncer le agarraba gran parte de su hocico). Tal cual como cuando nos entregó las señales para que dejaramos de ponerle collar, decidió hacernos ver cuándo estuvo preparado para irse de este territorio.

Nos quedamos con la alegría de saber que nos acompañamos hasta su final, y que fuimos una ayuda para que pudiera conocer y disfrutar la libertad.

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